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viernes, 7 de diciembre de 2012

Carta nº1 Página 3

Dirigen sus acciones sobre todo en influir en las decisiones de las administraciones públicas.

Y poder promover a su favor cualquier decisión que sea beneficiosa, para sus intereses concretos, particulares y privados.

Que por cierto, nunca son los intereses de la sociedad, o de la cultura o el desarrollo, más bien van en contra de todo tipo de sociedad, de cualquier legalidad o de lo aceptable, desde un punto de vista moral normal, entendiendo como normalidad no perjudicar a terceros para obtener un beneficio económico, por ejemplo.

En resumen, más bien son una sociedad de castas, de extraños humanos que hacen todo lo posible por cargarse la humanidad, son políticos, empresarios, jueces, senadores, congresistas, administrativos, policías, médicos, están en todos los estratos sociales, sobre todo en puestos de responsabilidad.

Al principio no le di el más mínimo interés, ni siquiera caí en la cuenta y estaba muy claro.

Siempre delante de nuestras narices, también las pruebas, siempre era fácil comprender el por qué, pero nunca tenemos en cuenta la posible realidad, o el poder que nos niegan a diario manteniendo una información patética y pública y una moralidad reprimida y subyugada por las normas.

O reglas sociales impuestas y siempre decadentes, también culturales, o patriótico históricas, todo muy patético, todo muy gris, todo muy monótono.

Al parecer estas castas se habían encargado desde siempre de dirigir a la humanidad, los vencedores, que siempre eran quienes decidían por conveniencia, un mundo montado al rededor de su poder, protegiendo su poder incluso con leyes que son protegidas por los ciudadanos engañados, creyendo que las leyes o la justicia nos protegen, cuando sólo son leyes y justicia para proteger el poder y evitar que “los corderos o cerdos en San Martín” sean conscientes de la terrible realidad.

Para ver la realidad hace falta mirar y estar despierto, entender los privilegios propios y ver que en otros faltan, al ser privilegios.

Por eso nos mantienen divididos, en pequeños grupos de afectados, o políticos, o separados por cuestiones sociales o culturales, para que evitemos pensar que todas esas diferenciaciones en realidad no significan nada, es un mero filtro.

Una disculpa, un engaño una mentira, para que estemos ocupados con nuestras miserias mientras otros, viven en el Olimpo y disfrutan del paraíso terrenal prometido en vida, siendo monstruos.

Porque de monstruos es ver como la población desaparece entre miserias, de monstruos es vender aquello que provoca la muerte a millones de personas, de monstruos es también vender armas a dos grupos diferentes y dar más armas a quien quieran que gane.

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