T+ y t-

T+ t-

miércoles, 27 de febrero de 2013

La abducción de María y Juan

María y Juan siempre habían deseado tener contacto con extraterrestres, acudían frecuentemente a toda reunión sobre el tema. Así fue como conocieron a Melixa, se había operado los ojos para parecer extraterrestre, era una sensación allá donde iba.



Un día Melixa quedó con Juan y María en una cafetería, les propuso un encuentro muy emocionante con personas venidas de "muy lejos".

María estaba emocionada, Juan no podía dejar sonreír como un niño, estaban emocionados y sentían mucha curiosidad porque dieran respuesta a muchas de sus preguntas.

Al cabo de un rato una berlina se detuvo delante de la cafetería, sus cristales oscuros impedían ver quién iba dentro. Melixa pagó y nos indicó "ya están aquí" mientras abría la puerta de salida.

Durante más de una hora estuvimos por la nacional, nos desviamos por una carretera secundaria hasta pasar más de hora y media por una pequeña carretera de montaña. Melixa hablaba alegremente sobre lo bien que lo pasaríamos parecía cada vez más inquieta.

Entramos en lo que parecía una finca inmensa, con una entrada por la que podía entrar un camión y salir otro a la vez, al final se divisaba un enorme castillo, cinco plantas, pero una vez dentro pudimos comprobar que tenía más de diez.

Entramos en una especie de biblioteca, Melixa agitó una campanilla, a los pocos segundos un par de sirvientes algo ligeros de ropa salieron a recibirnos. Traigan todo lo que necesiten nuestros invitados replicó Melixa en un tono un tanto inquisitivo.

Hacía mucho calor allí, casi estábamos sudando, después de tomar un par de sorbos del refresco nos envolvió un extraño sueño, era como si lleváramos días sin dormir. Cuando despertamos, comenzó la pesadilla.

Lo primero que oí fueron lamentos como uhmm uhmmmm mmm aummm, me parecía extraño y entonces abrí los ojos, fue raro, creía que estaba soñando cuando la fría piedra me hacía sentir. Veía a Juan amordazado, maniatado y con cara de sufrimiento. Intenté moverme y comprobé que también estaba atada y desnuda.
extraterrestre-preparando-a-juan

Un fuerte latigazo en la barriga me hizo gritar, escocía terriblemente, me había hecho daño incluso en las costillas, una marca que dolía horrores recorría todo mi tronco, parecía que pasaba y me dio una vez más, cruzó tanto la fusta que notaba como si me hubieran arrancado una teta.

Tres latigazos más seguidos y dos más entrecortados, fueron suficientes para que perdiera la consciencia. Me despertaron los lamentos de Juan, era tan grande y allí estaba, llorando como un niño mientras nos sodomizaban.

Cuando creí que nada iría peor entró en la sala el primer extraterrestre que he visto en mi vida, era mujer. Su piel era verde como la esmeralda, parecía viscosa y se veían escamas por todo su cuerpo. Tenía unos atributos descomunales, una especie de ropaje hacían perceptibles las mamas. Su pelvis acababa en una especie de vulva, se movía y emitía sonidos, soltaba vapores y se hinchaba o parecía que absorbía mientras segregaba una especie de flujo.

Se acercó a Juan por detrás y lo penetró, de su vulva salía una especie de tentáculo que se introducía por Juan mientras lo poseía, parecía que le gustaba o que le inducía a un trance. Estaba aterrorizada, parecía que cuanto más aterrorizada estaba más disfrutaban.

Melixa y la extraterrestre se empezaron a besar, parecía que se quedaban pegadas, de repente empezaron a fusionarse, se introducía una en la otra, formaban imposibles mezclas mientras compartían el mismo espacio, era un sonido pegajoso, unos gemidos que venían acompañados de aires y absorciones con secreciones. Hacía tanto calor allí.
melixa-y-una-extraterrestre-preparando-a-maría

Me miraron desde una especie de masa, sabía que me miraban porque cuatro ojos estaban fijos en mí. Aterrorizada no podía dejar de chillar mientras aquella masa se acercaba. Uno de sus tentáculos se enredó en mi pierna, sentí como si un caballo me inundara por dentro, cada milímetro que ese tentáculo avanzaba sentía  deshacerme entre orgasmos.

Ocho horas después Juan y yo despertamos en un hotel. Estábamos empapados, ni rastro de Melixa. Extrañamente desorientada descolgué el teléfono y pedí un desayuno. Cuando el camarero lo trajo le pregunté ¿cuánto tiempo llevamos aquí?. El chico miró extrañado y dijo. Supongo llegarían esta noche, tengo el turno de día y ayer no estaban aquí. Al cerrar la puerta desperté a Juan, nos miramos y los dos a la vez dijimos. Tenemos que encontrar a Melixa!!.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Escribe un comentario gracias